Todo fluye
El jueves 22 de mayo a las 18 inaugura Todo fluye, exposición de obras de Alicia Antich. Se trata de catorce instalaciones organizadas con imágenes, textiles, objetos y dibujos. Curada por Marcelo Marzoni, la muestra se podrá recorrer hasta el domingo 6 de julio en el cuarto piso de la Casa.
SOBRE LA EXHIBICIÓN
Todo fluye reúne obras cuyo concepto comienza a orillas del río Arno, en Florencia, en el sitio donde Galileo juntaba agua para sus experiencias. A la primera ampolleta de cristal que guardó agua de ese río, seguirían secuencias de ellas con agua de los ríos patagónicos, del Glaciar P. Moreno y de las Fuentes de París. La imagen de una gran luminaria sobre el arroyo Napostá precede a un grupo de casitas armadas sobre su orilla.
Es el mismo arroyo desbordado que sedimenta en libros de la Universidad del Sur, sobre los que cuelga un péndulo con agua cristalina. Endehuana (2285-2250 a.C.) firma sus poemas escritos en tablillas de arcilla. El agua también las ha preservado y en su memoria, a todas las escritoras que con sus nombres forman corazas de vidrio y acero.
En dos planisferios podemos pensar el territorio. Uno está armado desde el océano Pacífico, el otro desde el Atlántico; y en un manto de cristales se leen los ríos del mundo. Junto al péndulo de agua cuelga un grupo de ampolletas que refieren en sus etiquetas a experiencias de los científicos de la Accademia del Cimento (1657) de Florencia, Italia, cuyo contrapeso es una tapa de acueducto con la simbólica flor de lis. El eco de los mapas urbanos se organiza en una retícula de imágenes de tapas de conductos de agua de distintos lugares del mundo. Un grupo de vasos con la definición de la palabra agua forman una poética doméstica
en cuyos fondos y en imágenes ha quedado su huella. Y -en honor al genio pisano- ampolletas abolladas de cristal con agua en su interior, emulan una experiencia de los científicos galileianos, con bocetos realizados en la Biblioteca de Historia de la Ciencia, Museo Galileo, durante una beca.
TEXTO DE SALA
Heráclito utilizaba la metáfora del río para señalar nuestro tránsito efímero por el mundo. Al decir que “todo fluye”, recordaba que somos parte de la materia en movimiento. Dos milenios después, el carácter sagrado que la naturaleza cumplía en las sociedades tradicionales como fuente de vida y fundamento del orden humano fue barrido por la modernidad, que ha pensado ese vínculo bajo la forma de la apropiación y utilización de sus materiales como mero insumo. En el curso de los últimos siglos se modificó para siempre nuestra percepción de la materia viviente; la ciencia y el arte son los lenguajes con que configuramos el mundo. Goethe llamó “segunda naturaleza” a esa creación de una réplica del universo que funciona con sus propias leyes. Es decir, el arte, la ciencia y, más en general, la cultura aparecen emancipadas de la naturaleza que, resignada a un segundo plano, se ha vuelto motivo de alarma, no siempre atendida. Apelando a aquellos lenguajes, el arte y la ciencia, a los que convoca en un diálogo virtuoso, Alicia Antich pone en foco la materia primordial: el agua, y la interroga como testigo de ese devenir trágico al postular una pausa en su fluir con un elemento que la replica: el vidrio.
Ese material que, mutada su naturaleza física por la acción del fuego, le permite construir una hidroteca, su propia bitácora de viaje en la que recolecta, cataloga, preserva y expone las aguas que ha capturado en distintos puntos del planeta. El agua se vuelve así el tema central del teatro del mundo. En el arte de Alicia Antich, es el componente que permite representar el fluir de la historia cultural. La artista propone, para eso, una detención, una convocatoria a reflexionar sobre lo que violenta el discurrir de la naturaleza; lo cual supone también una reflexión acerca del territorio, en tanto que las civilizaciones se erigen sobre el flujo de los ríos y a la orilla de los mares, e inscriben en el mapa, siguiendo las vicisitudes físicas, sus propias historias.
La naturaleza intervenida, afectada por la mano del hombre, se envasa y se vuelve producto. A veces utilizada como estrategia de poder. Pero también es anhelo y promisión, alternativa de un futuro reparador. Al volverse memoria, registro de un evento perdido, apenas conservadas sus huellas en envases o imágenes, la naturaleza nos recuerda el carácter no menos efímero del arte y de nuestra presencia sobre la tierra.
Andrés Duprat
Director
Museo Nacional de Bellas Artes
Buenos Aires, abril de 2025
SOBRE LA ARTISTA
Alicia Antich es artista visual e investigadora. Vive y trabaja en Bahía Blanca y CABA. Docente de Arte de las EM Universidad Nacional del Sur. Egresa de Dante Alighieri en 1982 y de la ESAVisuales en 1985. Magister en Educación en la Universidad Nacional del Centro y Universidad de Campinas-Brasil 1998.
Exposiciones/premios/obras: ArteBA; ArtMiami; Museo de Arte Decorativo; Museo Sívori; Salas Nacionales de Cultura Palais de Glace; Salón Manuel Belgrano; Centro Cultural de España; Centro Cultural Recoleta; Centro Cultural Borges; Museo de Arte Contemporáneo MACRO Rosario; MUMBATandil; Fundacruz; Universidad de Buenos Aires; Casa Nacional del Bicentenario; Museo de Arte Popular J. Hernández; Sociedad Científica Argentina- Museo Arte Contemporáneo, Bellas Artes y 2 Museos; FerroWhite; Museo del Puerto-Bahía Blanca, Argentina. Central Museum of Textiles, Polonia; Scuola di Arte e Mestiere e SS Cosma e Damiano, Vicenza; Galería Arti3160; Museo del Vetro, Murano- Venezia; Universitá La Sapienza, Roma; Biblioteca Nacional de Nápoles; Noto, Siracusa- Italia. MOMA PS1, New York; La Rayuela, Berlín- Alemania e/otros; y en galerías y colecciones de Argentina, Perú, España, Italia, Francia, Holanda, EEUU.
En 2003 obtiene la beca del Fondo Nacional de las Artes y realiza una pasantía en el Istituto e Bibblioteca di Storia della Scienza de Florencia, Italia (retorna en 2013 y 2018) tomando contacto con conceptos de Galileo Galilei, estableciendo nexos entre arte y ciencia, Galileo y Duchamp.
Colaboraciones/becas: Arts Connection; Paper Project; universitá Cá Foscari; Museo Vetro Murano y Arti3160 MUVE-Museos de Venecia; Universitá La Sapienza, Roma, Italia. Ministerio de Cultura de la Nación; Fondo Nacionalo de las Artes; Cancillería Argentina; Universidad Nacional del Sur; Universidad de Buenos Aires; Instituto Cultural Bahía Blanca; Instituto Cultural Pcia. Buenos Aires; Ministerio Cultura Ciudad Buenos Aires; Biblioteca Nacional Mariano Moreno; Feria del Libro; Fundación OSDE e/ otros.
Ha publicado “Apología del Lápiz” libro de artista. Edición de 300 ejemplares bilingües numerados y firmados. “Diez Años con el Vidrio y algunas periferias” libro-catálogo que compendia últimos diez años de producción artística, con fotografías y textos de críticos. Han escrito sobre su obra: Luis Sagasti, Marcelo Díaz, Mercedes Casanegra, Ma. Teresa Constantín, Ma. Cristina Alvarado, Diana Ribas, Ana María Batistozzi, Laura Batkys, Remo Bianchedi, Elena Oliveras, Luis Felipe Noé. Sus obras cinéticas son citadas en la publicación: “Arte Cinético y Neocinetismo” Dra. Elena Oliveras. Edit. Emecé Arte. 2010.
SOBRE EL CURADOR
Marcelo Marzoni (Bahía Blanca, 1960) gestor cultural, curador y diseñador argentino con amplia trayectoria en el cruce entre arte y tecnología. Se formó en Artes Visuales y Diseño Gráfico, y trabajó en instituciones como el Museo de Bellas Artes y el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca. Entre 2003 y 2019 se desempeñó en el Espacio Fundación Telefónica, donde fue responsable del diseño, montaje y producción de exposiciones. De 2019 a 2022 integró la coordinación ejecutiva del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Desde 2019 dicta clases en la Diplomatura de Montaje de la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Además, ha trabajado de manera independiente para distintas instituciones culturales del país. Ha colaborado con artistas y curadores de renombre y formó parte del equipo curatorial de Fase, encuentro de arte y tecnología, que se llevó a cabo durante 10 ediciones.