La Maldonado, Paz Soldán, Yeruá y Yoli Taller
El jueves 5 de septiembre a las 18, inaugura DESDE EL TALLER, una exposición que reúne más de 80 obras de cuatro talleres de la Ciudad de Buenos Aires: La Maldonado, Paz Soldán, Yeruá y Yoli Taller. Se trata de la primera de una serie de exposiciones, a partir de las que LA CASA propone sumergirse, desde sus salas, en los modos de creación y vinculación que estos espacios favorecen. Pinturas, fotografías, instalaciones, videos, objetos, cerámicas, la producción de 53 artistas integra este recorrido que invita a conocer el trabajo artístico desde otra perspectiva, a la vez que da cuenta de un panorama contemporáneo de producción local.
Muchas preguntas se abren en esta primera aproximación a los talleres, a partir del contacto con estos espacios de encuentro, de relación y de concreción de proyectos individuales. Preguntas que disparan respuestas que a su vez se ramifican en otra serie de pensamientos, reflexiones, diálogos, discusiones: desde el lugar del museo en el campo del arte hasta las razones que llevan a los artistas a producir determinadas obras. El taller como lugar de formación, transformación, realización, comunión, nutrición queda plasmado en todas estas obras que se exhiben, que no son otra cosa más que el resultado individual de un proceso colectivo. Una exposición que pone el foco en el taller como comunidad, como refugio, como salida, como espacio que se habita como quien habita un sueño. Y el museo como catalizador y como enlace.
Durante la inauguración, habrá música a cargo de Alien at the disco.
La muestra se podrá visitar hasta el domingo 10 de noviembre en el primer piso de LA CASA.
LOS TALLERES
LA MALDONADO
A lo largo de los años el arroyo Maldonado ha sido testigo de la transformación social y cultural surgida en sus márgenes. La mixtura de historias da cuenta del rico proceso que conformó la sociedad que lo habita. En particular, el arribo de artistas que han permitido recuperar su bohemia más valiosa, aquella que va desde el café de Hansen a la casa de la infancia de Borges y hasta la ballena pescada en su desembocadura. Mucho antes de todo esto, una mujer llegada hasta este continente junto a la comitiva colonizadora de Pedro de Mendoza huyó de la hambruna aventurándose a cruzar sus aguas y se unió a los querandíes. Capturada por los españoles, fue atada a un árbol y defendida por los pumas que una vez supo asistir. Según las crónicas de Ruy Díaz de Guzmán (1559-1629) el apellido de esta mujer era Maldonado y de allí que a estas aguas se las conociera luego con su nombre. Los artistas que integran La Maldonado habitan la sinergia de esta historia. Entrelazando pequeños fragmentos, Alejo Arcuschin reconstruye el cauce que fluye verticalmente en la sala. La transparencia del soporte en la obra de Carolina Fernández visibiliza su minucioso y preciso trabajo al tiempo que la cadencia en su movimiento trae consigo el remanso. La pintura de José Garófalo contiene la rebeldía necesaria para sostener viva la historia. Cada uno de ellos, en su propio lenguaje y con sus propios materiales, hacen posible la continuidad narrativa de un territorio, el cual sigue dando pruebas de la calidad artística local. Las aguas del Maldonado que hoy corren bajo el asfalto no por ocultas dejan de estar presentes. La vida que en ellas se contiene transmuta en las obras que estos artistas nos ofrecen. Obras que ya son parte de otra historia, la que contarán aquellos que algún día las naveguen.
PAZ SOLDÁN
Paz Soldán es un espacio que alberga talleres para aproximadamente 30 artistas. El galpón, donde antes funcionaba una fábrica metalúrgica, está situado en el corazón de la Isla de La Paternal y se distingue por un amplio y luminoso ventanal. Los artistas que lo habitamos desarrollamos diversas disciplinas: la pintura, la instalación, la fotografía, y ensambles de materiales biodegradables, entre otros. Los horarios varían según cada artista; algunos trabajan por la noche y otros durante las mañanas y mediodías. La antigua metalúrgica se ha convertido en un microcosmos donde se entremezclan herramientas, materiales, colores, formas e ideas. Encuentros espontáneos al mediodía o el cierre de jornadas con fogatas en el patio son parte de la dinámica colectiva y, generalmente, las charlas enriquecen el proceso creativo de cada uno. Estar en Paz Soldán es participar en un proceso de construcción colectiva, donde los diálogos y los cruces de ideas son naturales, gestándose lazos y vínculos en torno a nuestra práctica artística.
YERUÁ
Yeruá es una plataforma de producción artística interdisciplinaria que se originó en 2017, en un galpón en el barrio de La Paternal.Los talleres y estudios son habitados por una comunidad de artistas con múltiples búsquedas y estéticas: Hernán Salamanco, Francisco Olivero, Juan Sorrentino, María Elisa Luna, Sergio Bosco, Mariana Poggio, Carolina Cuervo, Alejandra Tierno, Guillermo Mena, Alberto Sassani, Silvana Muscio, Verónica Romano, Rocío Perillo y Celina Baldasarre. Yeruá se ha conformado como un espacio de convivencia artística, de vínculos reales, de deseo genuino, de trabajo verdadero. Se comparten saberes, se dan clases, se empiezan y se terminan obras, se produce pensamiento poético, los espacios mutan y se transforman. Tenemos la práctica de abrir el taller: siempre recibimos con un fuego encendido en la vereda. Conversamos con quienes nos visitan, en el mismo lugar físico donde se producen obras, en las que ellas adquieren otro sentido: vitalidad y conexión con los elementos del mismo entorno donde están siendo creadas.En Yeruá hay cuerpo, hay alimento, se habita el taller en todas sus formas. Se organizan periódicamente eventos como estudios abiertos, muestras, asados, charlas, residencias artísticas y también cuenta con su propio café, abierto al público. Yeruá se ha convertido en la familia de todos, un refugio y lugar de encuentro donde la comida y el fuego están siempre presentes. Cuerpos que se unen, que ríen, cocinan sus alimentos con alegría. Siempre encendiendo el fuego, compartiendo una mesa y soltando el cuerpo bailando después. Honestidad y gratitud. Nuestro ritual yeruense.
YOLI TALLER
Somos un taller compartido por trece personas en el barrio porteño de La Paternal. En nuestro espacio confluyen múltiples enfoques, proyectos, imágenes y creaciones plásticas. No solo somos un taller, sino un lugar donde muchas cosas suceden: se pinta, se dibuja, se diseña, se piensa, se crea, se baila, se toma mate, se cortan maderas y se yolea. A finales de 2022, llegamos a este galpón vacío en alquiler. Entre algunas cosas para tirar, encontramos una hermosa muñeca. Reconstruyendo la historia, descubrimos que el galpón solía ser un depósito de juguetes llamado Juguetón Bebé. En honor a nuestras infancias y a Yolibel, la muñeca noventosa, nombramos al espacio como Yoli. Si visitan nuestro taller, encontrarán a nuestra muñeca guardiana luciendo diferentes vestuarios.
Con el tiempo, los lugares cobran vida y hoy podemos decir que este taller, o salón de trabajo como nos gusta llamarlo, es parte de nuestra existencia colectiva. Además, se ha ganado un lugar en el corazón de muchos visitantes y amigos que lo frecuentan, lo disfrutan y vuelven para encontrar amor y amistad.
TEXTO INSTITUCIONAL
El arte contemporáneo, en sus múltiples lenguajes creativos o en su constante búsqueda de reflexión sobre diversos temas y aspectos del mundo, necesita un espacio para ser mostrado, exhibido, contemplado. Los museos e instituciones intervienen en este sentido como mediadores y disparadores de una “dialéctica de lo contemporáneo”, promoviendo el pensamiento crítico y ampliando el universo simbólico de las personas. Son lugares que contribuyen al disfrute por parte de los espectadores de las producciones que dan cuenta de un momento, una época, situaciones y preocupaciones colectivas o individuales que se ponen de manifiesto a través de la creatividad de los artistas.
Estas producciones muchas veces tienen en común un lugar desde donde comienzan a ser: el ámbito de los talleres en los cuales son pensadas, planificadas, ejecutadas y finalmente compartidas. En estos lugares del hacer, donde se generan vínculos profundos entre las personas, ponemos hoy el foco, con la intención de provocar una convergencia situada.
La lógica habitual de selección curatorial fue reemplazada en esta oportunidad por un trabajo procesual en el cual los artistas armaron sus propuestas. Actuaron entonces de manera individual y colectiva, y extendieron a la sala de exhibición, los modos particulares de compartir y potenciarse entre ellos dentro del taller.
Obras de 53 artistas pertenecientes a cuatro talleres del barrio de La Paternal –La Maldonado, Paz Soldán, Yerua y Yoli Taller– encuentran hoy en LA CASA un ámbito para mostrarse, para generar en su sala el intercambio de los artistas que los habitan y para dar a conocer al público, a través de estas obras, las dinámicas propias de cada uno de estos espacios.
Instalamos con esta iniciativa una serie de exposiciones que nos proponen una reflexión acerca de las mecánicas y funciones de las instituciones de arte y de los artistas: ¿Existe un espacio mejor que otro para que las obras sean mostradas? ¿Qué criterios se contemplan a la hora de organizar exhibiciones dentro de una institución? ¿Deben los artistas ajustar su trabajo dependiendo del espacio de exhibición o la demanda de los curadores? ¿Cuáles son las relaciones que se generan entre artistas que comparten un lugar de trabajo? ¿Influyen éstas en las derivas de sus producciones? ¿Qué resultados u objetivos persigue un artista cuando concibe sus obras? ¿Es siempre necesaria (o está siempre presente) la noción de éxito, tal como la plantea el circuito comercial?
Agradecemos a los cuatro talleres que, participando de esta exposición, nos permiten dar visibilidad a plataformas de relación, a sus modos de vincularse y de hacer. Los artistas que forman parte de estos talleres, con diferentes trayectorias personales, dentro o fuera del circuito tradicional de exhibición, encuentran en estos espacios un lugar de refugio simbólico al margen de las contingencias cotidianas.
Pensando en términos pedagógicos, buscamos ampliar la mirada de los jóvenes hacia espacios de acercamiento y creación, en contrapunto con la uniformidad y distancia impuestas por las redes sociales que todo lo abarcan. Nuestro deseo es que puedan contemplar otras realidades y tomarlas como alternativas posibles en la búsqueda de modos de ser-con-el-otro más sensibles.
Esperamos que esta muestra los transporte a los momentos de disfrute de los que fuimos testigos al tener el privilegio de visitar junto a los artistas estos talleres particulares: espacios de trabajo y encuentro que nos permitieron volver por un rato a una mirada del asombro.
Artistas participantes
Natalia Aguerre, Carlo Amado, María Luiza Amorim, Alejo Arcushin, Celina Baldasarre, Delfina Barea, Sergio Bosco, Mariel Britez, Jorgelina Buchara. Antonella Carlino, Carolina Cuervo, Bárbara de Lellis, Veerle Ebben, Sofía Estévez Nevot, Juli Farfala, Florencia Favelukes, Carolina Fernández, Julia Foti, Mariana Fuentes Zamorano, Cecilia Gandulfo, José Garófalo, Florencia Gavilán, Maga González, Nayana Guanipa, Victoria Gutman, Antonia Lara, Carolina Linera, María Elisa Luna, Nicolás Manjón, Guillermo Mena, Agustino Mercado, Silvana Muscio, Ignacio Novillo, Francisco Olivero, Iván Olszevicki, Magdalena Pace, Nono Pautasso, Mariana Pereyra, Rocío Perrillo, Mariana Poggio, Juan Puerto, Daniela Raskovsky, Tomás Ricolfi, Hernán Salamanco, María Victoria Sananes, Alberto Sassani, Agustín Sciannamea, Juan Sorrentino, Alejandra Tierno, Marisol Tropea, Mariquena Vallejo, Ana Villanueva y Dante Zaballa.